Advierten que “la desinformación ya existía; pero que la IA la hace más barata”

La primera directora de Tecnología de EE.UU. en el mandato de Barack Obama y fundadora de la Iniciativa de Gobierno Abierto de la Casa Blanca, Beth Simone Noveck participó en la Cumbre Mundial de Gobierno Abierto realizada en Vitoria, y organizada por Political Watch

Noveck es profesora de la Northeastern University, primera estratega jefe de IA de Nueva Jersey, y autora del libro Cómo resolver problemas públicos (Galaxia Gutenberg). Una destacada obra que posee una importante cantidad de  ideas relacionadas a la enseñanza de cómo se debe aprovechar las nuevas tecnologías, los datos y el conocimiento colectivos de las comunidades para diseñar soluciones a los problemas contemporáneos.

Tapa del libro, Cómo resolver problemas públicos de Beth Simone Noveck

¿Cómo puede cambiar la tecnología la forma de gobernar?

Gran parte del debate sobre el apocalipsis robótico, sobre la inteligencia artificial general, sobre el futuro de las formas humanas de sustituir la inteligencia humana, nos distrae de reconocer que las herramientas que tenemos ahora, aunque son muy imperfectas y siguen mejorando, ofrecen muchas ventajas para aumentarnos, para ayudarnos como seres humanos a trabajar mejor, especialmente en el sector público. Durante 30 años, la web facilitó el diálogo, pero dificulta que las instituciones escuchen.

¿Qué aprendió cuando trabajó en la Casa Blanca, en la administración Obama, que todavía le sirve en su trabajo actual?

Lo primero que aprendí es lo importantes y poderosos que son el gobierno y el servicio público, porque, obviamente, disponen de enormes presupuestos, tienen poder de convocatoria, la capacidad de reunir a las personas para trabajar en los problemas. También aprendí que, si se le pregunta a la gente, esta responde. Y en tercer lugar, que tenemos tecnología que puede conectar las instituciones con nuestra inteligencia colectiva.

¿Cómo ha cambiado el concepto de gobierno abierto en 15 años?

En primer lugar, se ha convertido en un movimiento global. Hay muchos países, regiones y ciudades que están practicando el gobierno abierto mucho mejor que en Estados Unidos. Tienen un compromiso serio con la apertura de los datos y la información que recopilan. En España hay proyectos como Decidim –plataforma de participación del Ayuntamiento de Barcelona– que es probablemente el estándar de oro mundial en tecnología de participación pública. Y Madrid construyó su propia plataforma basada en estos estándares abiertos, Decidir.

¿Cómo se puede utilizar de forma eficaz la IA en este caso?

Debería producir información, no solo escrita para abogados, sino escrita para cualquier persona, tenga o no estudios.

La IA puede transformar la forma de gobernar, entonces.

En otras palabras, podemos convertir el gobierno en una conversación. Y esa es una de las áreas más interesantes en las que todavía tenemos mucho trabajo por delante para aprender a hacerlo mejor. Y luego, la segunda área es, obviamente, que tenemos muchos datos que el gobierno tiene, que las empresas tienen, que tenemos dando vueltas, que podemos usar. Creo que ese espacio también será donde veremos surgir muchos proyectos nuevos. Y eso es lo que están haciendo las ciudades, simplemente procesar esos datos más rápido para hacer cosas como acelerar el tráfico y hacer que las ambulancias lleguen más rápido. Hay mucho más que podemos hacer.

¿El gobierno tiene que controlar la seguridad de la IA?

Ahora corremos el riesgo de repetir los mismos errores que hemos cometido con las redes sociales. Hemos permitido que nuestros espacios públicos sean gestionados por Elon Musk, Mark Zu­ckerberg y Jeff Bezos. Controlan cómo procesamos la información y, cada vez más, cómo pensamos y hablamos, porque las investigaciones demuestran que respondemos de la misma manera que la IA nos responde. Por lo tanto, está teniendo un profundo efecto en nuestra identidad como seres humanos. Deberíamos querer que estas herramientas estuvieran gobernadas públicamente. Y no me refiero al gobierno. Me refiero a que estén gobernadas por nosotros, democrática y abiertamente.

La privacidad sigue siendo una gran preocupación.

Puedes acceder gratis a muchas herramientas, pero ellas se entrenarán utilizando la información. Eso está bien sí estoy pidiendo recetas o tal vez escribir un mal poema para una tarjeta de cumpleaños. Pero para otros usos, deberíamos preocuparnos por nuestra información y poder mantenerla privada, y ahora mismo tengo que pagar por ello, así que no es una solución a largo plazo.

¿No debemos pagar por la IA?

No creo que esa sea una solución a largo plazo cuando se trata de escuelas, de niños, de acceso generalizado en nuestras comunidades. Tenemos que pensar en cómo vamos a hacer que el acceso sea rentable de la misma manera. Y es que no queremos que nadie se quede atrás en la revolución de la IA. Queremos que todo el mundo tenga acceso a herramientas seguras y fiables que respeten su privacidad y que, de nuevo, podamos controlar nosotros mismos.

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